17 de abril de 2013

Ella

Pasan los días y esta tristeza que me invade no se aleja, intento pensar cual es el motivo que la ha provocado pero sé que no ha sido nada en especial, simplemente estoy aburrida de todo, y eso da miedo, mucho miedo. Me siento atrapada en un mundo que no es el mio, hago las cosas por inercia como una autómata sin pararme a pensar en ningún momento porque lo estoy haciendo y para que. 
Cuando pensaba en ello recordé a aquella chica que vi aquel sábado de un lejano abril, yo me encontraba en el mismo lugar de siempre, observando a la gente pasear en un tarde soleada,  entonces la vi. No pude dejar de mirarla en todo el tiempo que permaneció en aquel banco sentada, parecía nerviosa, imaginé que esperaba a alguien a quién ansiaba ver ya que no dejaba de mirar su reloj de pulsera frenéticamente. Era hermosa, cualquier gesto que hacia estaba envuelto en una gran delicadeza, tenía ese magnetismo que tan pocas personas tienen y que solo ellas ignoran su poder. Sé que se dio cuenta de mi presencia pero estoy segura que disfrutaba de mis miradas descaradas. Pensé en acercarme e intentar hablar con ella, pero algo me detuvo, sabía que era una de esas mujeres que te atraen hacia ellas para luego destruirte, hacerte pedazos sin ni siquiera pestañear. 
Poco tiempo después supe que no me equivocaba.