28 de marzo de 2013

Tempus fugit


Cambian los colores y con ellos el tiempo. Nos recuerdan un eterno tempus fugit, esa mutabilidad de la naturaleza que a nosotros nos pasa tan desapercibida. No tenemos esos minutos para pararnos a pensar que todo lo que tenemos hoy, mañana quizá no está, que esas preocupaciones que hoy no nos dejan respirar, la próxima semana o en las próximas horas nos serán insignificantes. 

Para, solo unos segundos, observa y esboza esa sonrisa que provocan los atardeceres y el paso a una nueva luna.

27 de marzo de 2013

Espera

Laura esperaba impaciente esa llamada, sabía que a partir de ese momento todo cambiaría, y en el fondo, ella había propiciado esa metamorfosis. Estaba mal, no había actuado de la manera más correcta pero de pequeña le enseñaron a dejarse llevar por sus impulsos más primarios, y eso hizo.

En la puerta aguardaba la maleta preparada hace días, tenía todo bajo control así que solo tenía que permanecer en absoluto silencio hasta que el tono vibrante de su teléfono la despertara de esa taciturna excitación. El tiempo transcurría y no llegaba la tan ansiada señal, decidió esperar tumbada en su sofá de lectura, ese que cada noche la acogía con los brazos abiertos, hasta que sin darse cuenta Morfeo apareció en su busca.

26 de marzo de 2013

Finales

Pasan las horas y todo sigue igual, como este día que parece que nunca termina pero que el paso de los minutos en el reloj nos recuerdan lo efímero que es el tiempo, los hechos, las palabras. Todas ellas pronunciadas en lo que tardamos en procesar nuestras ideas y dispararlas con el aire que creemos necesario. Lo intentamos y cada vez de manera más absurda.

Nunca fue tan difícil sintetizar nuestros sentimientos, no se nos ha ocurrido que cada recuerdo es contenido en una frase, como ese beso que nunca llegó, como el sonido de una puerta que sabías que nunca más se abriría, como ese adiós repentino.

25 de marzo de 2013

In albis

Temor, pánico al momento in albis, creemos saber como enfrentarnos a él pero a la hora de la verdad seguimos atormentándonos con las mismas preguntas, esas que nunca obtendrán respuesta ya que solo existen en nuestro desorden, en nuestra propia hoja en blanco.

Escogemos los mejores bolígrafos, los mejores colores para crear una armonía cromática que esperamos que nos proporcione la tan ansiada inspiración. Se nos pasa por alto que no somos una simple hoja llena de garabatos, que venimos cargados de recuerdos que nos pesan en nuestra mochila, esa que nos negamos a a soltar hasta encontrar los colores adecuados para volver a soñar.